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sábado, 26 de noviembre de 2011

"Cartas rotas"


A veces nos aferramos a recuerdos, aún sin querer. Creemos que lo olvidamos y no hacemos sino dormirlos en lo más hondo del cajón de los sentimientos.
Olvidar dejando guardados retazos de ese ayer, no es posible. Y en esa tesitura me encontraba.
Siempre me ha gustado guardar cosas de diferentes espacios de mi vida, cartas, fotos, regalos, poemas, borradores y un casi largo etc. Ayer di un paso adelante, así, sin darme cuenta, y, llegando a mis manos algunas cartas antiguas, las rompí. Vi al hacerlo que era fácil cuando hemos despegado añoranzas y nuestra mirada mira hacía el futuro. Descubrí que me resultaba casi liberador y que para ver llena nuestra vida cuando los años vayan dejando mella en los surcos del camino, no necesitamos de pobres muestras, sino la riqueza de haberlas vivido. Esas muestras no son sino un lastre que puede impedirnos avanzar saboreando cada presente que a la vez es pasado inmediato e irrepetible.

sábado, 19 de noviembre de 2011

" Mi brújula perdida"


A mi madre, mi brújula perdida y encontrada.

Hace tiempo que entendí que aunque nuestros caminos sean distintos, no tengo por qué soltar su mano, y me enseñó a saber andar por ellos y levantarme cuando caía.
Escrito hace ya muchos años, pero que he querido rescatar del cajón de recuerdos.

A Pepe García por su libro "Meditando en "pecado". Y mis a amigas Mercedes e Isa.

I
             Hoy he encontrado mi brújula perdida. La veo junto a mi y me pregunto por qué dejé de hacerlo, si estuvo ahí y nunca faltó. Pero al mismo tiempo reconozco que no la entiendo, no entiendo su Norte,es distinto al mio.Son muchas las veces que lo he intentado sin resultado. He intentado  entenderla  y entenderme. Conocerla, empezando por conocerme a mi misma, sabiendo el camino que deseo tomar...pero no lo consigo. Por ello la brújula se cimbrea y su aguja no consigue la quietud deseada por ella y por mi. Pero sigo intentándolo, seguiré hasta lograrlo. 
                                                                               
                                                                               II
              De pequeña siempre busqué tu mano para encontrar mi sosiego y quietud. Era maravilloso sentir de nuevo la seguridad perdida  con solo su contacto. No se cuándo, ni en qué momento del camino dejé de hacerlo. Quizás por ello me he sentido todo este tiempo sin rumbo, navegando a la deriva. Hoy, leyendo a mi amigo Pepe García me he dado cuenta de ello. He abierto los ojos y he visto que nunca ha estado perdida, sino que yo dejé de mirarla.

viernes, 18 de noviembre de 2011

"La magia de los libros"


Es curioso darnos cuenta cómo un libro nos escoge en el momento que él cree oportuno. A veces se cruzan en nuestro camino y por más que lo intentemos no logramos contactar con su magia. Pero él sabe bien que va ha formar parte de un momento de nuestro espíritu, de nuestra alma, y espera sabedor de que será así, y  estará ahí para nosotros, por ello se agarra a nuestras manos y no nos deja marchar sin acompañarnos a casa.
...y ese día llega, y sin darte cuenta, una vez más, el viene a ocupar ese espacio en las circunstancias precisas en que se realizará esa comunión en lo que antes había sido intentos infructuosos, convirtiéndose en un fluido diálogo que embarga nuestros sentimientos en una mutua conexión.Entonces ves claro por qué está allí, por qué quiso atraer tu atención aunque en aquellos momentos no existiera esa atracción.
¡La magia hizo su efecto!, esa magia que hace salir de una soledad, tristeza, abatimiento etc., te da compañía y , a veces, hace que se abran ventanas que creías cerradas y no dejaban ver la luz.
¿ No os ha ocurrido alguna vez?

lunes, 14 de noviembre de 2011

"Recuerdos"


A veces, aunque pase el tiempo, hay cosas que están ahí para siempre, en ese cajón de recuerdos que es el corazón.  Hay recuerdos que quedan registrados fácilmente, quedan grabados sin darnos cuenta, para , cualquier día desempolvarse sin avisarnos; otros, se nos clavan brutalmente causándonos un dolor que hace que se nos tatúen con sangre para siempre; primero, con una herida que duele, que ahoga, y casi nos deja sin respiración, luego, poco a poco, va dejando paso al sosiego y este a la cicatriz, que siempre queda para recordarnos  esa experiencia,  ese recuerdo, pero ya con otro sentir menos doloroso, que nos deja ver con más objetividad  a través del tiempo.
 Hoy, mi cajón, ha rescatado uno de esos que, aunque de los primeros, no por ello está menos grabado en él. Olvidado desde hace años, una simple noticia de deportes me ha traído hermosos recuerdos de la niñez.
Gimnasia rítmica. Si, papá era un hombre de campo, sin estudios, sabía leer, y las cuatro reglas -como se decía entonces- criado entre  labores, animales, trabajos de sol a sol en una España dejada de la mano de Dios, y tras una guerra, se vino a la capital a trabajar en una fábrica de harinas. Sí, no era un hombre de estudios, pero nos  inculcó tantas cosas…
Recuerdo cómo le gustaba ver en televisión la gimnasia rítmica, el patinaje artístico, la hípica…la hípica, ese no es solo un reportaje en televisión, eso lo vivimos cuando aún existía en Málaga un hipódromo y nos llevaban a verlo, papá y mamá, a ambos les gustaba, cuando la economía se lo permitía, que era pocas veces, llevarnos a presenciarla, y, aunque lo mínimo, hacer una apuestilla, que, no pocas veces, le pagaba los gastos.
¡Aayyy, los recuerdos! Si aprendemos a saber clasificarlos y dejar en los ficheros solo aquellos que de una u otra manera pueden ayudarnos, que necesario nos son a veces.

                                                                                              Málaga, 1 Junio 2011